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viernes, 1 de junio de 2012

Regresión finita: contrapunctus.

Ascenso y descenso. Escher. (escalera de Penrose)
-Fray Anselmo levantó sus cansados ojos de aquella hoja, hurtada del scriptorium como tantas otras. La mano, con manchas de tinta, del fraile soltó la pluma, no sé si de ganso, junto al tintero, también sustraído del mismo lugar.
 Durante meses, ha ido hilvanando una historia que ahora toca a su fin. Noches insomnes tejiendo una historia. ¡Una historia propia! Quebrantando todos los preceptos había dedicado sus horas de sueño a no copiar manuscritos, sino a sentirse Dios. Creando vidas. Poniendo palabras en sus bocas. Pensamientos y sentimientos en sus mentes.
Fray Anselmo, Anselmo Vázquez y Revueltas, había sido un próspero comerciante antes de
ingresar en la Orden de..-

-¿Y te parece buena forma de empezar esta historia Juan?
-¿Por qué no?- Preguntó Juan casi atemorizado.
-Entre otras cosas porque ese libro ya está escrito. ¡Parece mentira!- Dijo mientras tiraba al suelo un puñado de folios mecanografiados.

Juan brincó de la silla en la que estaba sentado frente a la máquina de escribir, una recién comprada Olivetti, en un intento de que aquellos papeles no llegasen al suelo.

Juan, antes de dedicarse por completo a escribir, había trabajado como jefe de logística en la delegación asiática de una de las más importantes compañías de transportes marítimos de...-

-¡Esto es una mierda, Roberto! ¿Un logista escribiendo historias de monjes medievales?¡ De monjes medievales! ¡Nadie ha escrito historias de monjes medievales aún! ¿verdad?.

¿Cómo era posible que de aquella angelical criatura pudiese salir aquella voz de sargento chusquero recién levantado? Se transformaba con los enfados.

-Susana, por favor, sigue leyendo. Aún podemos cambiar algunas cosas.
-¿Cambiar algunas cosas?¿Cambiar algunas cosas? ¡a ti no te puedo cambiar! ¡Maldita sea la hora en la que firmamos el contrato! Nos quedan menos de seis meses para entregar la novela Roberto. ¡Seis meses! -Y sin pensarlo (digo que debió de ser sin pensarlo) tiró a la cara de Roberto el tablet con pantalla de diez pulgadas en la que estaba repasando el original que compartían en Google Docs.

-¡Roberto! Hijo mío, pero ¿Cómo te has abierto esta brecha en la frente?- Fray Anselmo apretaba, con su mano llena de tinta, un trozo de su hábito contra la herida sangrante de fray Roberto.
-Le aseguro qué no lo sé. Me dirigía a la capilla a revisar las velas, sabe que el Prior me obliga a ello cada noche, y de repente noté el golpe y la sangre brotar por mi frente. Me asuste y grité justo frente a la puerta de su celda...


Qué Huxley me perdone. Y ustedes también.




1 comentario:

Usher web dijo...

Gracias por mostrarnos el vídeo de Penguin Cafe Orchestra. A mí me ha encantado y voy a buscar más sobre ellos.

Salut!
SERGI