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domingo, 26 de mayo de 2013

Un mal lugar.

Nacemos desnudos; nada nuevo para empezar. Y así nos vamos. Entre esas dos coordenadas espacio-temporales que son el nacimiento y la muerte pocas cosas se me antojan verdaderamente nuestras.
Traemos una carga genética que ya dirá el entorno cómo se manifiesta; y nos llevamos, nada.
De uno a otro punto de nuestro pasear por este Universo que conocemos, o casi, si algo es verdaderamente nuestro, es lo que aprendemos de una u otra forma. "El Saber os hará libres" hasta para equivocarnos una y mil veces. Libres para elegir en quién depositamos nuestros sentimientos, nuestros anhelos, nuestros miedos.
Es el precio de la Libertad, la capacidad de elegir. Sin una no hay la otra y viceversa.

No, no estoy especialmente pesimista este domingo de Feria.


Leía el mes pasado (gracias al Club de Lectura de 24symbols ) la obra de Jack London, El Talón de Hierro, obra de anticipación o distopía, (de ahí lo de 'mal lugar'). Una obra publicada en 1908 y que no estaría mal repasar. Les dejo algunos apuntes:

"Los oligarcas les proporcionaron casas modernas y confortables, rodeadas de amplios espacios verdes y salpicadas de parques infantiles. Los niños iban a las escuelas construidas exclusivamente para ellos, y en ellas se los especializaba en formación profesional y en ciencias aplicadas. Y así, inevitablemente, surgieron las castas, convirtiéndose los miembros de los sindicatos privilegiados en la aristocracia obrera. Con mejores casas, bien comidos, bien vestidos y mejor tratados formaron un mundo aparte del resto de los trabajadores. (...) A la vez, al resto de la clase trabajadora se le endurecieron las condiciones de vida. Se les quitaron algunas de las escasas ayudas sociales a la vez que paulatinamente se rebajaban sus salarios. Las escuelas públicas se deterioraban más cada día, y poco a poco la educación elemental dejó de ser obligatoria. la consecuencia fue el dramático aumento del analfabetismo entre las generaciones más jóvenes." -El talón de hierro, Jack London -




Y al hilo de su lectura, no tuve por menos que recordar otra obra, también distópica: Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Había que releerla. Algo hay en el ambiente que me ha llevado a unir mentalmente mis ideas sobre estas dos obras. Buscaba un pasaje concreto en la obra de Bradbury. Lo encontré.

Los clásicos reducidos a una emisión radiofónica de quince minutos. Después, vueltos a reducir para llenar una lectura de dos minutos. Por fin, convertidos en diez o doce líneas en un diccionario. Claro está, exagero. Los diccionarios únicamente servían para buscar referencias. Pero eran muchos los que sólo sabían de Hamlet (estoy seguro de que conocerás el título, Montag; es probable que, para usted, sólo constituya una especie de rumor, Mrs. Montag), sólo sabían, como digo, de Hamlet lo que había en una condensación de una página en un libro que afirmaba: Ahora, podrá leer por fin todos los clásicos. Manténgase al mismo nivel que sus vecinos. ¿Te das cuenta? Salir de la guardería infantil para ir a la Universidad y regresar a la guardería. Ésta ha sido la formación intelectual durante los últimos cinco siglos o más.

Los clásicos reducidos a una emisión radiofónica de quince minutos. Después, vueltos a reducir para llenar una lectura de dos minutos. Por fin, convertidos en diez o doce líneas en un diccionario. Claro está, exagero. Los diccionarios únicamente servían para buscar referencias. Pero eran muchos los que sólo sabían de Hamlet (estoy seguro de que conocerás el título, Montag; es probable que, para usted, sólo constituya una especie de rumor, Mrs. Montag), sólo sabían, como digo, de Hamlet lo que había en una condensación de una página en un libro que afirmaba: Ahora, podrá leer por fin todos los clásicos. Manténgase al mismo nivel que sus vecinos. ¿Te das cuenta? Salir de la guardería infantil para ir a la Universidad y regresar a la guardería. Ésta ha sido la formación intelectual durante los últimos cinco siglos o más.
En 1933, los nazis quemaron muchos libros de autores 
judíos y otros considerados antigermanos en la biblioteca
 del Institut für Sexualwissenschaftde Berlín.

¿Por qué me estaré yo acordando, ahora, de estas cosas?

2 comentarios:

Paco Muñoz dijo...

Enhorabuena, da gusto leer estas entradas a las que nada hay que oponber, al contrario.
Un abrazo.

@pepejavier dijo...

Gracias Paco.
¡Cuánto me gustaría oir que me equivoco!